miércoles, 2 de julio de 2008

Hitler kaputt, Stalin gut

El cielo nublado y la llovizna dejaron paso el martes, 17 de abril de 1945, a un tiempo más agradable, que permitió a los bombarderos Shturmovik atacar con mayor precisión las posiciones alemanas que quedaban sobre las cumbres de Seelow.

Los pueblos, las pequeñas aldeas y las granjas individuales diseminados desde el Oderbruch hasta la escarpadura seguían envueltos en llamas.

La artillería y la aviación soviéticas cerraban contra cualquier edificio por si acaso alojaba un puesto de mando, lo que traía consigo un olor fortísimo a carne chamuscada —humana, sobre todo en las aldeas, y de ganado en las granjas—.

El bombardeo de los caseríos y los posibles depósitos y cuarteles generales se tradujo en una terrible matanza de animales incapaces de escapar para evitar ser quemados vivos.

Tras las confusas líneas alemanas, los hospitales de campaña se hallaban a rebosar de heridos, de manera que los médicos no daban abasto para atenderlos a todos. Una herida en el estómago podía resultar tan agradable como una sentencia de muerte a suertes, ya que requería una intervención quirúrgica demasiado larga.

A los que más urgía el tratamiento era a aquellos que estaban en condiciones de seguir luchando.
De hecho, se destinó a una serie de oficiales para que recorriesen las instalaciones sanitarias a fin de reincorporar a los heridos capaces de disparar una arma.

La Feldgendarmerie improvisaba controles policiales con objeto de capturar a los rezagados, tanto a los sanos como a los que tuvieran lesiones leves, pues se les podía obligar a regresar al combate en compañías improvisadas.

En cuanto se lograba reunir un grupo más o menos nutrido, los enviaban a las primeras líneas. Además de “perros de traílla”, los soldados también llamaban a los miembros de la Feldgendarmerie Heldenklauen, o “garras épicas”, porque si bien no luchaban, hacían lo posible por agarrar a todo el que se retiraba.

Su celo brutal los llevaba a apresar a menudo a hombres que intentaban de verdad volver a incorporarse a sus batallones y que, en consecuencia, acababan formando parte de una misma unidad junto con rezagados y miembros de las Juventudes Hitlerianas que no contaban más de quince o dieciséis años y de los cuales algunos vestían aún pantalones cortos.

Para los soldados aún impúberes, se habían fabricado cascos de menor tamaño, aunque no en cantidades suficientes. Sus rostros tensos y pálidos apenas podían verse bajo los cascos que les caían muy por debajo de las orejas.

Un grupo de zapadores del tercer ejército de choque soviético que tenía la misión de
despejar un campo de minas se vio sorprendido por una docena de alemanes surgidos de una trinchera con la intención de rendirse.

De pronto, apareció un muchacho que se hallaba oculto en un búnker. “Llevaba puestas una larga gabardina y una gorra —recordaba el capitán Suljanishvili—.
Hizo una ráfaga de disparos con su metralleta, pero al ver que yo no caía, dejó caer el arma y rompió a sollozar, haciendo lo posible por gritar: Hitler kaputt, Stalin gut!.

Yo me eché a reír y le di un solo golpe en la cara. Pobres niños: me daban tanta pena...”.

Los más peligrosos de las Juventudes Hitlerianas eran a menudo los que habían visto sus hogares y a sus familias destrozados en el este a manos del Ejército Rojo.

Para ellos, la única vía posible parecía ser la de morir en la batalla después de haberse llevado consigo al mayor número posible de bolcheviques a los que tanto odio profesaban.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado señor:
He leído que entre sus pasiones se encuentra la historia militar.
Le animo a entrar en mi blog, pues en el he empezado a publicar un, más o menos extenso artículo acerca del Reembarque de Dunkerque. Cada semana incluiré una parte hasta completarlo. Espero que le sea de interés, por mi parte he realizado una serie de lecturas, (a falta de poseer una obra monográfica) que me han permitido profundizar mínimamente en el tema en cuestión.
Un afectuoso saludo.

Carlos dijo...

He leido su Articulo y me parace excelente.Bien escritoy diagramado.Lo recomiendo